sábado, 25 de abril de 2009

EVALUAR ES COMPRENDER



Por: Sandra Esperanza Cely Ramírez

Miguel Ángel Santos Guerra, Evaluar es comprender. Editorial Magisterio del rio de la planta, Buenos Aires Argentina. 1998

Miguel Ángel Santos Guerra, profesor del departamento de didáctica de la universidad de Málaga realizó una compilación de artículos publicados en medios diferentes en distintas fechas e idiomas, y agruparlos en este libro tiene como interés fundamental propiciar el conocimiento sobre el proceso evaluativo en la actividad educativa. El libro se divide en tres partes fundamentales: la primera denominada evaluación alumnado, donde se presentan los trabajos relativos a la evaluación en el aula, el segundo denominada evaluación escuelas, donde hace referencia a la evaluación de los centros escolares, y en el tercero la evaluación en el sistema .
La primera parte del libro subdivido en cuatro capítulos permite profundizar sobre el proceso evaluativo, los instrumentos para la evaluación y la evaluación del sistema y aprendizaje del profesor.
En ellos se aprecia que la evaluación se ha convertido en una de las cuestiones preponderantes del discurso y de la actividad educativa, ya que tiene una dimensión sociológica, pues se convierte en la criba que selecciona a los estudiantes y permite o impide su avance en las siguientes etapas del sistema.
Si la evaluación se ve como medición consiste fundamentalmente en la comprobación de los resultados del aprendizaje en el ámbito de los conocimientos y se realiza a través de pruebas estandarizadas, para todos iguales. Pero si la vemos como comprensión la evaluación no es un momento final del proceso en el que se comprueba cuales han sido los resultados del trabajo sino la que conduce al cambio mediante el diagnostico, el dialogo, la retroalimentación y el aprendizaje.

El hecho de que solo se evalué al alumno tiene consecuencias no solo para el aprendizaje sino para la continuidad en el sistema, para la repetición. El que evalúa ejerce el poder, ya que es un instrumento de discriminación que favorece la desigualdad, El autor invita a reflexionar sobre la evaluación con el fin de transformar practicas desde las perspectivas legales, técnicas, teóricas y didácticas, ya que medir los conocimientos es la dimensión más simple pero es un proceso que esta sembrado de interrogantes con difícil solución.
De ahí la importancia de tener en cuenta instrumentos como la observación que permite contemplar la realidad directamente. El dialogo que permite interrogar y conocer la forma de pensar, su forma de sentir y comunicarse, Analizar las producciones que permitan saber cómo trabaja y que son capaces de hacer y por ultimo vivir la realidad que permite reflexionar sobre la práctica facilitando criterios para la evaluación del proceso y de los alumnos.

De otro lado la segunda parte titulada evaluación escuela también conformada por cuatro capítulos hace referencia a la importancia de la evaluación de los centros educativos con el fin de sembrar inquietud entre los profesionales y los ciudadanos, a pesar de que evaluar no garantiza la calidad.
Los centros escolares suelen funcionar realizando solo evaluación a los alumnos, y en el éxito o el fracaso de ellos existe una parte importante como lo es el sistema educativo, el trabajo del profesor y la influencia de sus compañeros, por eso hay otros factores que deben ser evaluados.
Para evaluar de manera significativa un centro es preciso tener en cuenta las características de la escuela, no se puede evaluar desconociendo la estructura que la conforma, el contexto organizativo, y la dinámica que la caracteriza, porque para evaluar hace falta tiempo y unas condiciones favorables, Hay tiempo para la acción pero poco tiempo y escasos medios para hacer reflexión sobre la acción.
Por lo anterior los principios básicos para evaluar los centros educativos son :La evaluación debe nacer de la decisión de los protagonistas, ya que una idea se desarrolla con facilidad cuando surge de ellos mismos, el control de la evaluación ha de estar en manos de los evaluados, con una reglas ética que garanticen el respeto de las personas, ya que de esta manera desaparece la sensación de amenaza, además de pretender que sea educativa y especialmente ha de estar preocupada por mejorar la práctica profesional, no solo por la obtención del conocimiento contrastado de la educación.
Una vez realizada la evaluación la sociedad tiene derecho a conocer el proceso y el resultado obtenido, ya que la educación es un servicio público que debe ser controlado democráticamente por los ciudadanos, ya que lo se pretende es mejorar la práctica a través de la evaluación. Porque lo importante no es evaluar, ni siquiera evaluar bien. Lo esencial es poner la evaluación al servicio de la mejora.
La última parte titulada Evaluación del sistema retoma la importancia del concepto de la Meta evaluación entendida como la evaluación de la evaluación y consiste en analizar el proceso evaluativo a través del rigor ya se debe preguntar si es fiable el conocimiento extraído de la evaluación o es fruto de la arbitrariedad, de los intereses y de la torpeza.
Por consiguiente una de las preocupaciones más importantes respecto a cualquier evaluación son los criterios de credibilidad, no hay un criterio absoluto, es por esto que se puede utilizar algunos métodos durante el estudio como son el trabajo prolongado en el mismo lugar el cual permite la obtención de datos abundantes y la comprobación de prejuicios y percepciones, además de una observación persistente que accede a la identificación de cualidades perseverantes así como características atípicas, también se necesita de un juicio crítico de compañeros porque las evaluaciones se benefician metodológicamente si cuentan con el juicio de expertos que no han participado en el diseño y realización del trabajo, permitiendo reorientarlo.
Este proceso no es exclusivamente técnico, tiene una dimensión ética, por este motivo no se centra únicamente en la búsqueda de criterios de carácter metodológico o algorítmico, sino que se ha de centrar en su vertiente moral.
La meta evaluación “implica que comprendamos como aprenden las personas a partir de la actividad de evaluación. Después de todo, solo en el acto del aprendizaje se garantiza el valor de la evaluación.

Para finalizar es necesario resaltar el excelente contenido del libro ya que ofrece aportes de gran importancia a los profesionales de la educación para que no solo comprendan sino que mejoren sus tareas evaluativas realizadas dentro de las aulas. El autor hace una invitación a encontrar en la escuela la ayuda fundamental para equilibrar la desigualdad, ya que la pretensión del educador debe ser que el alumno aprenda a pensar y a convivir, y la evaluación debe dar respuesta a esas inquietudes. Los aportes de la evaluación comprensiva para la transformación de las practicas evaluativas se centran en recuperar el sentido naturalista de la evaluación como método de construcción del conocimiento centrada en el dialogo, la comprensión y la mejora.